La magia en mi Vida.

 

Soy Eva Vida y escribo historias de fantasía y aventuras, con personajes inconformistas y escenarios futuristas.

 

La imaginación y las letras fueron mis compañeras de juegos desde que era niña.

 

En mi casa, montañas de libros contenían historias, aventuras y magia.

 

Mi abuelo Vicent era un apasionado de la novela histórica y me sentaba a su lado contándome las batallitas de los grandes personajes de la historia.

 

Años después, cuando los veía en los libros de la escuela me di cuenta de que el abuelo había puesto su propio toque fantástico.

 

Ahí aprendí el poder del narrador.

 

Un día me llevó a un lugar repleto de puertas a otros mundos: “Se llama biblioteca”, donde conocí a mi amiga de la infancia. Cada semana hacíamos apuestas para ver quién era más rápida leyendo. Siempre perdía yo.

 

Pero fue la época en la que más leí.

 

En el instituto imaginábamos que éramos guionistas. Hacíamos “fotogramas” con una cámara desechable, después las revelábamos y las uníamos como si fueran una fotonovela.

 

Ahí supe que me apasiona crear mis propias historias.

 

Cuando llegaba navidad o mi cumpleaños pedía como regalo algún libro. Lo que más deseaba.

 

Mi abuelo Vicent solía ir a la librería del pueblo a elegir las mejores ediciones para mí y si no le convencían, las encargaba. Quería que yo tuviese una biblioteca envidiable, como la suya.

 

Ahí encontré la belleza de las letras.

 

Los abuelos deberían ser eternos, pero… no lo son.

 

Heredé su biblioteca y poco a poco fui descubriendo mensajes ocultos en sus páginas. Pequeñas notas manuscritas de folios recortados. Mi abuelo las dejó para que las leyera cuando él ya se hubiera ido.

 

Cada vez que encuentro una es como recibir un abrazo suyo desde el más allá.

 

En cierto modo consiguió ser eterno…

 

Ahí descubrí la magia de las palabras.

 

La literatura sobrevive al tiempo y es capaz de llevarnos a otros mundos, hacernos vibrar de la emoción y devolvernos a nuestros seres queridos por un instante.

 

Estudié Traducción e Interpretación, domino varios idiomas y gané el Premio Extraordinario por mis estudios en el Máster en Investigación Social.

 

Estaba lista para comerme el mundo.

 

Pero soy de la generación que inauguró la crisis de 2008 y empecé a trabajar como becaria en una época en la que ni cobrábamos, ni cotizábamos, ni nadie se aprendía nuestros nombres.

 

Ahí entendí que no hay que subestimar a los que empiezan.

 

Y también aprendí a valorar mi trabajo. Así que busqué un contrato y un sueldo.

 

Me abrí paso en las ventas y comunicación. Fue una década maravillosa y llegué a creer que no se podía ser más feliz en mi profesión.

 

Pero los alfileres de la vida explotaron aquella burbuja y me vi perdida.

 

Cuando uno se pierde, tiende a volver a sus orígenes y busqué y rebusqué hasta unir todas las piezas que formaban mi esencia.

 

Apasionada por las historias, las que escucho, leo o descubro en el cine. Siempre pongo un toque de fantasía y sarcasmo a las anécdotas que cuento, pero sobre todo, disfruto emocionando y dejándome emocionar.

 

Quise escribir una novela.

 

Soy fan de las distopías, desde los clásicos literarios hasta las últimas sagas que han conquistado la gran pantalla.

 

Por eso, una noche soñé con una princesa acomodada y un chico harapiento que vivía en el desierto.

 

Al despertar imaginé qué ocurriría si los pronósticos climáticos se cumplen y proyecté mi novela El Yugo de Cristal, ya a la venta en todas las librerías.

 

Y mientras escribo historias envueltas por la brisa cálida del desierto, hablo de mis ideas inconformistas en redes sociales y en mi Newsletter. Porque me gusta pensar que el futuro puede ser mejor de lo que imaginamos y así lo expreso en mis publicaciones.

 

Si quieres conocerme un poco más…

 

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Escribo sobre el futuro

para prevenirlo.

 

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El yugo de cristal

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